Dicen que soñar no cuesta nada, y sueño bastante, hasta sueño que algun dia mi sueño se convertira en realidad.
Este es uno de mis sueños:
A una estacion de trenes, llega una tarde una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren esta retrasado y que tardara un buen rato en llegar a la estacion. Un poco fastidiada, la señora va al puesto de diarios y compra una revista, luego pasa por el quiosco y compra un paquete de galletitas y una gaseosa. Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los bancos del anden.
Mientras hojea la ravista, un flaco de unos 20 años, se sienta a su lado y comienza a leer el diario. Imprevistamente, la señora ve, por el rabillo del ojo, como el flaco, sin decir una palabra estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y despues de sacar una , comianza a comersela despreocupadamente. La mujer esta indignada, no quiere ser grosera, pero tampoco hacer de cuenta que nada a pasado, con gesto ampuloso toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al flaco y se la come mirandolo fijamente. Como respuesta, el flaco sonrie y toma otra galletita, la señora gime un poco, toma una nueva galletita y con estensibles señales de enojo, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el flaco. El dialogo de miradas y sonrisas continua entre galleta y galleta. La señora cada vez mas irritada, el flaco cada vez mas divertido. Finalmente la señora se da cuenta de que en el paquete queda una sola galletita, "no va ser tan caradura",piensa, y se queda como congelada, mirando alternativamente al joven y la galletita.
Con calma, el flaco alarga la mano, toma la ultima galletita y con suavidad la corta exatamente por la mitad y le ofrece la media galletita a la señora, ¡¡gracias!!, dice la mujer, tomandola rudamente - de nada - contesta el flaco sonriendo angelicalmente mientras come su mitad.
El tren llega, furiosa la señora se leventa con sus cosas y sube al tren, al arrancar, desde el vagon ve al flaco todavia sentado en el banco del anden y piensa ¡¡ que insolente!!.
Siente la boca reseca de ira, abre la cartera para sacar la gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado e intacto su paquete de galletitas.
Nuetro projimo es una oportunidad y no una amenaza.
Cuando compartamos sin importarnos que recibimos a cambio, a lo mejor se cumple este sueño
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