miércoles, 15 de diciembre de 2010

LOS CLAVOS Y LAS HERIDAS


Había un niño que tenia muy mal carácter. Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma debería clavar un clavo en la cerca de atrás de la casa.

El primer día el chico clavo 37 clavos en la cerca pero, poco a poco fue calmándose, porque descubrió que era mucho mas fácil controlar su carácter que clavar los clavos en la cerca.

Finalmente, llego el día cuando no perdió la calma para nada y se lo dijo a su padre; entonces el papá le sugirió que por cada día que controlara su carácter sacara un clavo de la cerca.

Los días pasaron y el joven pudo decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca, entonces, el padre llevó de la mano a su hijo a la cerca de atrás y le dijo:

"Mira hijo, has hecho bien pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca, ya la cerca nunca será la misma de antes. Cuando dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como este agujero en la cerca. Es como clavarle un cuchillo a alguien, aunque lo vuelvas a sacar la herida ya quedó hecha. No importa cuantas veces pidas disculpas, la herida esta ahí, una herida física es igual a una herida verbal.

Cuidemos mucho nuestras palabras y nuestras acciones, ya que podemos herir muy fácilmente y cuesta mucho reparar los errores. Seamos valientes, dominemos nuestros impulsos.

FABIAN

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